Estilográficas Estadounidenses
Si algo ha caracterizado tradicionalmente a la sociedad estadounidense y, por extensión, a sus manufacturas dedicadas a la producción de plumas estilográficas y otros útiles de escritura, han sido rasgos como la capacidad de innovación, la tenacidad o su espíritu emprendedor. Nos hallamos ante firmas de reconocido prestigio que han comenzado de la nada gracias a la naturaleza visionaria de sus creadores y que, frente a lo que cabría esperar de un país tan joven, cuentan con una gran tradición histórica que se remonta, en muchos casos, a los años finales del siglo XIX y los primeros del XX.
Hombres como Lewis Edson Waterman, George Safford Parker o Walter A. Sheaffer, provenientes en algunos casos de otros sectores, se dieron cuenta del potencial de la citada industria, fundaron sus respectivas compañías –en 1883, 1888 y 1913, respectivamente- y, con gran creatividad y soluciones ciertamente ingeniosas, fueron dando respuesta a las necesidades del mercado y los problemas técnicos que se les fueron presentando. El resultado fue un ingente número de patentes centradas, en muchos casos, en el perfeccionamiento de los sistemas de suministro y llenado, como el mecanismo de alimentación de tres fisuras -“Three Fissure Feed”- creado en 1884 por Waterman, quien en 1927 introducirá el primer cartucho de cristal y en 1953 los de plástico; el alimentador “Lucky Curve” (1894), el llenado mediante botón (1916), el Vacuum-filler con diafragma de goma (1932) y el sistema por capilaridad (1956), ideados por Parker; o, finalmente, el relleno por palanca (1908), el Vac-Fill sin depósito (1934) y el “Snorkel” (1952), lanzados por Sheaffer. A todo lo anterior habría que sumar una incesante experimentación con los materiales empleados, ámbito en el que podríamos destacar la introducción por Sheaffer, en 1924, del celuloide para cuerpos y capuchones, o la fabricación en plástico por el método de inyección en moldes en la temprana fecha de 1939, que favorecieron en gran medida la democratización de estos instrumentos; sin olvidar elementos prácticos como el capuchón con cierre a presión patentado por Parker en 1898, el clip para permitir la sujeción de la pluma estilográfica al bolsillo, inventado por Waterman en 1904, o el plumín reversible “Feathertouch” (1931) de Sheaffer, que permitía escribir con trazos de diferente grosor alternando ambas caras.
Esta enorme capacidad de invención constituye, pues, el rasgo distintivo de las marcas norteamericanas de instrumentos de escritra, que al genio creativo de sus artífices han sabido sumar la incuestionable calidad y elegancia de sus productos, convertidos desde hace muchos años en auténticos referentes de la excelencia.